Los Trastornos del Espectro del Autismo (en adelante, TEA) son trastornos neurobiológicos, que afectan al neurodesarrollo y por lo tanto a la manera en que se organiza y funciona el sistema nervioso de la persona. Por ello, impactan en la forma en que ésta se desarrolla y se relaciona con el entorno a lo largo de toda su vida. En la actualidad no es posible determinar una causa única que explique su aparición pero sí la fuerte implicación genética en su origen. La gran variabilidad presente en este tipo de trastornos apunta también a la relevancia que puede tener la interacción entre los distintos genes y diferentes factores ambientales en el desarrollo de los TEA, pero por el momento, estos elementos no se encuentran claramente identificados, y aún es necesaria mucha investigación al respecto. Las manifestaciones clínicas de los TEA pueden variar enormemente entre las personas que los presentan, así como sus habilidades intelectuales, desde la discapacidad intelectual a capacidades intelectuales situadas en el rango medio, o superiores al mismo. Sin embargo, todas las personas con TEA comparten las diferentes características que definen este tipo de trastornos. En general, sus habilidades de interacción con los demás son muy distintas de las habituales. En algunos casos pueden presentar un aislamiento social importante, o no manifestar mucho interés por relacionarse con los demás. Sin embargo, en otras ocasiones pueden intentarlo de una forma extraña, sin saber muy bien cómo hacerlo, y sin tener en cuenta las reacciones de la otra persona. Por otro lado, presentan alteraciones de las habilidades de comunicación verbal y no verbal, que pueden variar desde las personas que no emplean ningún lenguaje hasta las que tienen habilidades lingüísticas fluidas, pero no saben utilizarlas para mantener una comunicación recíproca funcional. Además, las personas con TEA tienen un repertorio limitado de intereses y de conductas. Pueden presentar los mismos comportamientos de forma repetitiva, y tener problemas para afrontar cambios en sus actividades y en su entorno, aunque sean mínimos. Finalmente, sus capacidades para imaginar y entender las emociones y las intenciones de los demás son limitadas, lo que hace que sea difícil para ellos desenvolverse adecuadamente en el entorno social. Por el momento no existe ningún tratamiento curativo para los TEA. No obstante, la persona se desarrolla y aprende a lo largo de toda su vida. Por ello lo más relevante para su futuro es que pueda acceder a los apoyos individualizados que precise y que éstos se mantengan a lo largo de todas las etapas del ciclo vital, optimizando su calidad de vida y su desarrollo personal. Las personas con TEA se enfrentan a retos significativos en sus vidas cotidianas. Éstos son muy heterogéneos pero se relacionan especialmente con el procesamiento de la información que proviene del contexto social, la comunicación, y a adaptación flexible de su conducta a los requerimientos que plantea el entorno. En algunas ocasiones estas dificultades se asocian a otras muy específicas, como los trastornos en el procesamiento sensorial (hiper o hiposensibilidad a estímulos sensoriales), alteraciones del sueño o la alimentación, o en procesos cognitivos. También presentan diferentes patrones de funcionamiento cognitivo, que hacen que sus estilos de aprendizaje sean atípicos y requieran abordajes específicos. Entre ellos, y por su enorme repercusión para facilitar dichos aprendizajes, es especialmente relevante el avance en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en relación a la intervención aplicada en los TEA, ámbito de desarrollo que ha despertado un gran interés en los últimos años. En este sentido, investigaciones recientes han demostrado la enorme aplicabilidad y repercusión de las TIC en la transformación de la labor de los profesionales y en la exploración de nuevas vías ponales, conozcan plenamente las características y posibilidades de estas herramientas así como la aplicabilidad que pueden tener a la hora de enriquecer y mejorar los apoyos que facilitan a las personas con TEA. En este sentido, la Universidad es el mejor entorno para el fomento de una formación de calidad, que desarrolle o actualice las competencias de los profesionales, de manera que éstos estén capacitados para responder a los nuevos roles y exigencias que implica su ámbito de especialización. Por ello, la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Burgos asume la responsabilidad de diseñar una formación de postgrado con un enfoque práctico y de capacitación para la práctica profesional, que permita aplicar, desde un enfoque integral, los avances en el conocimiento sobre las TIC a la intervención que precisan las personas con TEA. Esta opción permitirá una especialización del alumnado en un ámbito de desarrollo relevante e innovador, con gran repercusión en la práctica profesional, tras una formación generalista recibida en los Grados, Licenciaturas o/y títulos universitarios de grado medio. El Curso ha sido diseñado con un enfoque complementario a otras iniciativas que, en el campo de los Trastornos del Espectro del Autismo, se están realizando en otras Universidades. Consideramos no obstante que tiene un marcado carácter innovador y un gran interés tanto para alumnos y alumnas recién titulados que quieran especializarse en los TEA, como para profesionales en ejercicio dentro de este ámbito de intervención que quieran actualizar sus conocimientos y su práctica profesional. Los objetivos que se plantean son: - Desarrollar las competencias profesionales necesarias para comprender las necesidades de las personas con Trastorno del Espectro del Autismo, especialmente en relación a los aspectos que influyen en su comprensión y acceso a la información del entorno. - Promover el conocimiento sobre los avances en investigación, buenas prácticas y modelos de intervención recomendados en el ámbito de los Trastornos del Espectro del Autismo. - Fomentar el conocimiento sobre las Tecnologías de la Información y la Comunicación y su aplicación a la intervención y a los apoyos que precisan las personas con Trastorno del Espectro del Autismo. - Capacitar al profesional para que seleccione, planifique, implemente y evalúe la eficacia de las herramientas tecnológicas que utiliza en su actividad profesional, considerando las necesidades individuales de la persona con TEA a la que facilita apoyos o intervención. - Promover la investigación, innovación y mejora de la calidad en los apoyos e intervenciones que se facilitan a las personas con TEA, incorporando herramientas que fomenten sus aprendizajes, su motivación, y en general, su calidad de vida. - Crear espacios de reflexión, intercambio y análisis sobre las buenas prácticas capaces de promover la mejora de la calidad de la intervención con las personas Trastorno del Espectro del Autismo.ara la adquisición de los aprendizajes en el caso de las personas con TEA. El perfil de aprendizaje que caracteriza a este colectivo (áreas muy diferenciadas de competencia – memoria, procesamiento visual de la información, etc._; que se contraponen a puntos débiles significativos –manejo de conceptos abstractos, comprensión del lenguaje figurado, etc.-) hace necesaria una atención educativa muy individualizada y especializada, que incorpore adaptaciones en la metodología y estilo de enseñanza, y también herramientas especialmente diseñadas para potenciar un estilo cognitivo de aprendizaje que es diferente al habitual. En los últimos años el avance de las TIC está permitiendo el desarrollo de instrumentos tecnológicos que facilita el acceso cognitivo a la información y el aprendizaje por parte de las personas con TEA en diferentes áreas del conocimiento (conceptos y contenidos curriculares, habilidades sociales y de comunicación, habilidades de elección y toma de decisiones, autonomía personal, etc.). Las TIC son, por lo tanto, instrumentos imprescindibles para favorecer la inclusión y participación social de las personas con TEA, así como el disfrute de sus derechos como ciudadanos. Contribuyen especialmente a hacer efectivos los reconocidos por la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2066), entre los que destaca el derecho a disfrutar de una educación de calidad, que se mantenga a lo largo de toda la vida. No obstante, la rapidez con la que se desarrollan las aplicaciones tecnológicas, el gran abanico de éstas en la intervención dirigida a las personas con TEA, y la necesidad de formación especializada para la optimización de su uso, explican en gran medida las dificultades a la hora de incorporarlas a la práctica profesional e implementarlas en la intervención. Para el uso de esta tecnología y para que el aprendizaje de las personas con TEA sea óptimo, es fundamental que los profesi
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